sábado, 13 de marzo de 2010



Andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
Y, en lugar de sonrisa,
Una especie de mueca.
¿cómo no imaginarte,
Cómo no recordarte
Hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
De la boca de fresa,
Cuando tenías aún esa forma
De hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde, princesa.
Búscate otro perro que te ladre, princesa.

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